El vocero de la Conferencia Episcopal Argentina, Jorge Oesterheld , publica en La Nación del domingo 17 de octubre de 2010, en relación al rescate de los 33 mineros atrapados en la mina chilena , un artículo titulado "La gran lección de fé que nos deja Atacama".
En su nota, que encuentro tan propia de un domingo como de un 17 de octubre, el clérigo sugiere que en nuestro mundo importa más el oro que quien desciende a buscarlo.
Dice Oesterheld:
Sí, es muy probable que millones de personas hayamos asistido a una narración inolvidable sobre el valor de cada vida humana; que ante nuestros ojos perplejos se haya desplegado una clase magistral de solidaridad; que Dios haya querido sacudirnos y despertarnos. Quizás, en un mundo en el que importa más el oro que quien desciende a buscarlo, con esta parábola el Creador quiso poner ante nuestras narices lo que valen para El esas 33 personas que hasta hace poco no valían nada para nosotros.
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Hombres enterrados a 700 metros de profundidad son algo estremecedor, basta pensarlo un instante para que el espanto nos paralice. ¿Qué haríamos en una situación así? Es entonces cuando entra en escena la oración, esa actividad tan natural y tan antigua como la historia del ser humano. En la situación límite elevamos nuestro corazón a Dios y con las palabras que sean, como nos salga, empezamos a rezar
¿Una forma ilusoria de escapar de la realidad? ¿Una reacción primitiva y propia de gente ignorante? ¿No será acaso lo contrario? ¿No será el momento en el que se descubre lo que siempre somos: seres absolutamente frágiles a quienes sólo una fe puede mantener en pie? ¿No será el momento de la oración el que nos muestra la verdadera imagen de lo que el hombre es?
¿Qué haríamos en una situación así? por suerte no todos los hombres quedan paralizados por el espanto! algunos atinan a empezar tambien a pensar , y a veces encuentran formas de ayudarse a sí mismos , y es la entrada en escena de la razón la que ofrece una chance cierta de enfrentar al espanto, superarlo y derrotarlo
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