Acabo de ver por TV un fragmento de discurso del Papa Francisco donde él diferencia la alegría tonta y superficial de la alegría profunda y fundamentada ...¿ pero fundamentada en qué? a renglón seguido dijo " la alegría del Señor"
¿¿de qué?? ¿¿de quién??
Algunos podremos tomar ese sujeto mítico como la metáfora de algo real, o de la realidad misma y así rescatar el consejo, pero temo que lo que estuvo ocurriendo en los últimos siglos es otra cosa: al dejar adherida la ética y la moral a fundamentos mitológicos , la inexorable caducidad de lo mítico se lleva consigo al fondo del mar a sus conclusiones morales y éticas , a las malas y erróneas pero también a las buenas y acertadas , y el poco desarrollo de fundamentos más firmes y racionales condujo en muchos casos a un relativismo totalmente erróneo.-
No estoy diciendo que los creyentes no puedan o no deban ser personas buenas y profundas gracias a sus creencias... al contrario, veo a diario que los auténticos creyentes suelen serlo ( por lo general, cuando logran eludir las garras de la hipocresía).- Pero el hecho es que hay cada vez menos creyentes , e inexorablemente habrá cada vez menos, porque ése es el efecto inexorable del avance del conocimiento y el acceso a la información.-
Por éso es urgentísimo poner al alcance del creciente universo de los no-creyentes una fundamentación no mítica sino totalmente racional ( que no significa racionalista) y realista de la ética y la moral.
La ética objetivista aconseja tambien , como Francisco, alejarse de la alegría tonta y superficial y procurar el goce de una alegría profunda y fundamentada , pero no aludirá a ningún "Señor" salvo el que está en el interior de cada individuo, de pie en la cúspide de una sólida pirámide de fundamentos : honestidad, integridad, racionalidad, justicia, independencia, productividad y orgullo ....sí ¡orgullo! , que es el indicador y el ingrediente imprescindible de la alegría profunda .- Los cimientos de esa pirámide son igualmente sólidos: existencia, propósito y conciencia ... y nos van a durar mucho más que cualquier mito , porque el avance del conocimiento y el acceso a la información no harán más que confirmarlos.-
¿¿de qué?? ¿¿de quién??
Algunos podremos tomar ese sujeto mítico como la metáfora de algo real, o de la realidad misma y así rescatar el consejo, pero temo que lo que estuvo ocurriendo en los últimos siglos es otra cosa: al dejar adherida la ética y la moral a fundamentos mitológicos , la inexorable caducidad de lo mítico se lleva consigo al fondo del mar a sus conclusiones morales y éticas , a las malas y erróneas pero también a las buenas y acertadas , y el poco desarrollo de fundamentos más firmes y racionales condujo en muchos casos a un relativismo totalmente erróneo.-
No estoy diciendo que los creyentes no puedan o no deban ser personas buenas y profundas gracias a sus creencias... al contrario, veo a diario que los auténticos creyentes suelen serlo ( por lo general, cuando logran eludir las garras de la hipocresía).- Pero el hecho es que hay cada vez menos creyentes , e inexorablemente habrá cada vez menos, porque ése es el efecto inexorable del avance del conocimiento y el acceso a la información.-
Por éso es urgentísimo poner al alcance del creciente universo de los no-creyentes una fundamentación no mítica sino totalmente racional ( que no significa racionalista) y realista de la ética y la moral.
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